La luna quieta y nívea espera un halago en mis versos
pero aporta un espanto hacia Juan.
Veo la luz que es albina apuntando la casa de Juan.
La casa de Juan por supuesto que trae un final.
Un final en tiempos lejanos consume la luz
Me encandila la albina de Juan
o el fondo de luz o del alma ademán
Alguien huye de nieve y de a pie desde Juan
con su abrazo colgado del viento y sin cruz.
Con un final de otros tiempos,
que son los tiempos de Juan
se apaga la luz
que consume la noche de abrazo colgado del blanco viento de Juan.
Renace el miedo de Juan colgado del viento
y el miedo de infancia se niega al largo silencio de Juan
pues conoce los vientos opacos de Juan.
Negado es el blanco de nieve
El miedo blanco de Juan se ha negado.
Cruza la opaca ira de Juan a través de la luz
que es fulgurante en la casa de Juan .
¿Si los sueños de Juan son evocados
quién pensará níveamente en el viento
que había una vez
en los sueños puros de Juan?
Nadie vio a Juan
Ni el miedo nublado que viaja en el día
con un abrazo colgando sin Juan.
Y el muerto de Juan permanece contigo, lector
en su oscuro baúl de San Juan.
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