EN COMBATE

8


Y allí estaba la distancia que me abrazó parpadeando
y en cada parpadeo me ceñía de batallas.
El combate. La franca hostilidad, sus agresiones
y el misterioso pie forzado de perdones.

Las vaginas y sus tacones de otro día
caminaron por distintas cuerdas indolentes
suficientes y bastantes. Demasiadas.

Un croquis mínimo,
la almohada insobornable de mis noches al fin de cada día
Pero por sobre todo, para qué.
.
.
.

No hay comentarios: